jueves, 21 de febrero de 2008

URSÙA: NOVELA HISTÒRICA, MEMORIAY POESÌA

URSÚA: NOVELA HISTÓRICA, MEMORIA Y POESÍA

En las ultimas tres décadas han aparecido una serie de novelas que ya conforman un amplio corpus al que se le ha denominado “Nueva novela histórica “, cuyas temáticas oscilan entre la revisita a la época de la conquista y la asunción de hechos más contemporáneos. Quizá sea la conquista la que mayor expectativa ha sembrado en los novelistas ya que, como lo afirmaba repetidas veces Alejo Carpentier, las crónicas se constituyen en una verdadera cantera de donde se nutre nuestra literatura. Es en este campo en el que se inscribe la primera novela de William Ospina, cuyas características entran a enriquecer los marcos teóricos de esta nueva propuesta.

Mientras Napoleón Baccino Ponce de León (Maluco, 1989) nos lleva con Magallanes al descubrimiento del cono sur: Julio Valle Castillo nos brinda una nueva lectura de la conquista de Nicaragua ( Réquiem en Castilla de oro -1996) y ahora William Ospina (Ursúa, 2005) nos permite asombrarnos con el transito por la geografía de la nueva Granada y con el conocimiento de esos seres que amasaron la codicia, con la sangre de nativos y de negros, en una hecatombe que jamás podremos olvidar.

La nueva novela histórica, a diferencia de la siglo XIX, no aparece como una reafirmación de los valores hegemónicos, sino por el contrario, como una forma de contrarrestar el discurso oficial, y eso es precisamente lo que logra William Ospina al desentronizar esas imágenes idealizadas de los conquistadores para entregarnos un fresco de sus mezquindades, de la crueldad con que asumieron el poder y de sus luchas intestinas. La vieja polémica entre la objetividad de la historia y la subjetividad de la literatura se supera ampliamente y Ursúa logra acercar estos dos géneros, porque de alguna manera encarna lo que Hayden White cree que debe ser el trabajo del historiador:: imaginativo, narrativo y aún poético..


El narrador de Ursúa, nos lo explica William Ospina, es un producto de la ficción, por ello se acepta que desde la primera persona pueda tener la visión omnisciente y que se convierta en un narrador polifónico que acude al recuerdo de su personaje: “yo nunca vi esas cosas, pero aquí estoy copiando sus recuerdos” , a los múltiples testigos de los hechos: “Castellanos siempre recordaba que el asalto fue tan súbito que Ursúa tuvo que salir de la tienda con un pie calzado y el otro desnudo”, o a diálogos, cartas y documentos que se citan continuamente: “ <<>> le dijo Ursua para tranquilizarlo, <>”. Este juego de voces hace que el personaje de esta novela se vea siempre como una claroscuro, con la imposibilidad de asirlo, de establecer un contacto directo con él y de eliminar la distancia que nos impone el narrador. Sin embargo finalmente podemos armar esa personalidad ambigua entre héroe y villano, iluso y pragmático, solidario y cruel, arriesgado y cauto, en otras palabras, un ser humano que respondió perplejo a las circunstancia de su existencia y estuvo siempre en tensión entre sus sueños y la realidad.

La propuesta ideológica que subyace en la obra es la de rescatar el pasado, no para idolatrarlo ciegamente, sino para surgir de entre su complejas urdimbres y poder construir la utopía de un futuro mejor, porque en definitiva, como lo dice el mismo narrador “ Al final no triunfamos los humanos, al final solo triunfa el relato”, es decir, la memoria que se recupera de entre las malezas del olvido, como una nueva esperanza.

La novela se salpica de tragedia, de hechos horrendos, de acontecimientos brutales que se acumulan reiteradamente y producen escozor mental, pero su lectura no se abandona precisamente porque el lenguaje obra el prodigio de convertirlo todo en un discurrir poético que recrea el oído interior, que fluye por entre las hondonadas, los ríos y los precipicios.. No importa la brusquedad de las acciones, porque todo se matiza con las frases descriptivas que amortiguan el impacto: “Traían en sus palabras la anchura del valle, las montañas azules, el susurro de las flechas en el viento. Dispuestos a todos los combates”.

Ursúa se vale de todos los recursos de la novela contemporánea, aquí encontramos un diálogo permanente, a veces asfixiante con la crónica, la recreación del mito indígena, la contextualización del documento oficial, la especulación histórica, la descripción ritual, la magia, la nigromancia, en definitiva, toda esa fusión de culturas que hace de nuestro pasado, un ejemplo vivo de lo hibrido que nos hace distintos y que el discurso literario recrea en toda su dimensión.

Crónica, mito y leyenda se dan cita en esta novela cuya lectura resulta grata porque nos pone a dialogar con un pasado remoto que se torna presente gracias a los artificios del lenguaje. Sin embargo, a pesar de los mecanismos artísticos utilizados, de su prosa esmerada y de la paciencia que vemos en la forma de encadenar sucesos, nos parece que su estructura narrativa ha omitido algo para redondear la diégesis, pero comprendemos que la propuesta de una trilogía nos impone la espera para poder atar algunos cabos que nos han quedado sueltos y disfrutar plenamente de un derroche de historia, imaginación, memoria y poesía.


Libardo Vargas Celemin

1 comentario:

Isabel Barceló Chico dijo...

No conozco a este nuevo autor - seguramente no estará aún publicado en España - pero la crítica que ha hecho Vd. de su primera obra ha suscitado en mi mucha curiosidad e interés. Esperaré a ver si se publica aquí. Saludos cordiales.