martes, 17 de noviembre de 2009

HUMOR, VIOLENCIA E IGUALDAD DE GÉNERO EN "lA ALDEA DE LAS VIUDAS"

HUMOR, VIOLENCIA E IGUALDAD DE GÉNERO EN
“LA ALDEA DE LAS VIUDAS”



El ibaguereño James Cañón sorprende con esta obra que alcanza reconocimiento internacional con premios como el de mejor primera novela extranjera publicada en Francia en el año 2008. En sus trescientas cuarenta y nueve páginas se entrecruza el humor, la violencia y la equidad de género a través de procedimientos literarios claramente definidos como el realismo mágico, el realismo y la prosa lírica.

“La aldea de las viudas” (2009), recrea la historia de una pequeña población ubicada en las montañas de la geografía colombiana a la que llegan las guerrillas marxistas, se llevan los hombres mayores de doce años y asesinan lo remisos. El lugar se queda en manos de las mujeres que, con múltiples dificultades van perfilando una sociedad distinta hasta configurar una nueva aldea donde prevalece “la igualdad entre los individuos y los géneros”.

El humor es uno de los componentes que aparecen con mayor fuerza en el relato, tal vez por esta razón los críticos apuntan hacia el realismo mágico como procedimiento predominante. Sin embargo este humor surge, no sólo de de la hiperbolización o exageraciones, sino de las circunstancias mismas del acontecimiento. Por ejemplo cuando se agotan las hostias y no hay trigo para hacerlas, una mujer comienza a llevarle arepas pequeñas al cura y le agrega sabores hasta que todas terminan comulgando con arepitas de queso.

Las historias alternas están llenas de situaciones que producen desde una leve sonrisa hasta un gesto cercano a la carcajada. Oliva, una de las mujeres más feas de la aldea logra conseguirse un novio, pero pronto la guerrilla se lo arrebata y ella sufre una diarrea incontenible. Con el tiempo se cura y jamás volverá a tener, ni novio ni diarrea. Madame Emilia, la dueña del burdel del pueblo ejerce su oficio con mucho profesionalismo hasta el día que tiene que retirarse porque su dentadura postiza superior se le cae en una sesión de sexo oral.

Los nombres en Macondo están marcados por la repetición de los Aurelianos y José Arcadios, en cambio en Mariquita, así se llama la aldea, las disertaciones del maestro Ángel Alberto Tamacá no logran convencer a sus paisanos de las bondades de marxismo, pero ellos optan por agradecerle las veladas matizadas de cerveza y bautizan a sus hijos con nombres revolucionarios, por eso uno encuentra merodeando la plaza a Hochiminh Ospina, Che López, Vietnam Calderón, Cuba Castro, Trosky Sánchez y hasta dos gatos que reciben el nombre de Fidel y de Castro, en una clara alusión paródica a cierto fanatismo político del siglo anterior.

La obra está dividida en XIV capítulos, al final de cada uno de ellos aparece una especie de testimonio de los actores que participan en conflicto. El tratamiento literario tiene que ver con un realismo, a veces exacerbado hasta convertirse en naturalismo decimonónico. Estructuralmente estas historias de vida de guerrilleros, paramilitares, desplazados, campesinos, militares, están articuladas a la obra como el contexto de violencia que ocurre fuera de la aldea. Las historias de vida muestran la brutalidad del los actores del conflicto, la barbarie y la sevicia con que se enfrenta esta guerra sin sentido. Entre los testimonios que conmueven está el de la muerte de unos indígenas por no querer hablar sobre el sitio donde se ocultaban los guerrilleros:
“Góngora dio unos pasos hacia atrás y apuntó con el revolver
la cabeza del indio. Observé sus ojos. : miraban en blanco
más allá de nuestro líder, más allá de nosotros. Luego mire
a mis compañeros y luego a Góngora, pero cuando Góngora
apretó el gatillo, miré hacia otro lado.
Más tarde, nos enteramos de que los guerrilleros les habían
cortado la lengua a los indios mucho antes que nosotros
llegáramos” (pág. 226)

Estas descripciones escalofriantes que hacen parte de las crónicas y testimonios que recolecta un periodista norteamericano que cubre la guerra colombiana le permiten al lector vislumbrar lo que pasa más allá de los linderos de la aldea, pero que, de alguna manera tiene su réplica simbólica en Mariquita..

En el desarrollo de esa comunidad de mujeres surge una preocupación y es la de la procreación para que esta no desaparezca en el futuro. Intentan lograrlo con los tres “hombres” biológicos que hay en la aldea, pero Santiago y Julio fracasan, sólo queda el cura él que, pidiendo una dispensa divina, renuncia a los votos de castidad y accede a convertirse en una especie de semental, previo establecimiento de unas reglas claras, en las que sobresale normas como las siguientes: “por respeto a Dios, todas las imágenes religiosas deberán sacarse de la habitación donde se va a consumar el acto sagrado”. O esta otra “el padre no les va a hacer el amor, solo estará haciendo bebes, ojalá varones” y por último: “las mujeres deberán considerar la posibilidad de darle comida al padre para que se mantenga fuerte y sano, durante toda la campaña”., a pesar de toda esta parafernalia, el cura fracasa y la frustración de las mujeres es mayor, lo que incide para que sus prácticas sexuales vayan derivando hacia el lesbianismo como resultado natural de sus necesidades sexuales.

El lirismo se toma la novela cuando Santiago, el joven homosexual que ha estado esperando la llegada de Pablo, su pareja, se encuentra con los despojos de un hombre que regresa para entregarle el anillo de compromiso en el último esfuerzo de esa vida que la consume el sida. Con dignidad y valor cumple el ritual de depositarlo en las aguas del río donde vivieron su idilio, ante la tácita solidaridad de las mujeres, que ya por entonces han logrado aceptar que el amor está por encima de las características sexuales y es ante todo la comunión de dos seres, independiente de su configuración biológica.

Cuando cuatro de los hombres de la aldea huyen de la guerrilla y regresan a Mariquita, su llegada choca con la normatividad y las prácticas socio culturales que impera en la nueva sociedad. Ellos tienen que someterse a las decisiones por consenso que toma esa comunidad socialista y no a sus caprichos machistas. Son aceptados de nuevo con la condición de que funden Mariquita La Más Nueva, cerca de la actual aldea donde se trasladan con algunas mujeres y la novela se cierra con el triunfo de la vida sobre la muerte con el nacimiento del primer niño en este nuevo lugar y se impone el florecimiento de una sociedad, donde el sentido del tiempo, la justicia y la libertad para esa estirpe, al contrario de lo que ocurre en Cien años de soledad, aquí si encuentran una segunda oportunidad sobre la tierra.

LIBARDO VARGAS CELEMIN

HEEY OJO CON EL PATRIOTERISMO

¡HEEY! OJO CON EL PATRIOTERISMO


Dos hechos recientes nos permiten intuir que está en camino una campaña para exacerbar el patrioterismo, cuyos alcances pueden ser nefastos para nuestro país. La primera es la actitud del senador Benedetti al ubicar vallas en Bogotá contra Correa y Chávez y proclamar la “dignidad” y “soberanía”, ante las críticas que le han hecho al presidente Uribe. La segunda tiene que ver con las marchas impulsadas desde internet contra el presidente de Venezuela por las mismas razones.

Independientemente de las políticas y actitudes contradictorias de Chávez y Correa, nos parece que suficientes problemas tenemos en Colombia para buscarle camorra a los países hermanos. No significa ello que seamos apátridas, lo que no estamos de acuerdo es que, en aras de patriotismo ramplón, tapemos los errores y nos solidaricernos con la corrupción y la dictadura camuflada que tenemos.

Los indicios de que estos dos actos no son producto del espontaneismo y el ingenuo interés patriótico de unas pocas personas, nos lo dio el cubrimiento de los medios de comunicación, especialmente la televisión. Ya Noam Chomsky contó cómo el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson elegido en 1916 orquestó un grupo de propaganda, conocida como la “ Comisión Creel” que en seis meses “logró convertir una población pacífica en otra histérica y belicista que quería ir a la guerra y destruir todo lo que oliera a alemán”.. Este ejemplo ha sido el modelo para muchos regímenes totalitarios que lo han calcado para “domesticar el rebaño perplejo” u opinión pública.

El papel que cumplen las redes sociales en internet, especialmente facebook, posibilitan demostraciones masivas de rechazo, pero con una clara orientación ideológica y política. Detrás de estas manifestaciones están las oscuras fuerzas interesadas en que los pueblos latinoamericanos nos enfrentemos en guerras intestinas y para ello ponen en juego toda la tecnología y con falacias hipnotizan al pueblo para que repitan consignas que resultan verdaderamente estúpidas.

¿ Con qué autoridad moral podemos hablar de “dignidad y soberanía”, cuando nos hemos quedado apoltronados ante la entrega de bases militares para que los norteamericanos atemoricen a los pueblos vecinos?. Uno pensaría que si esos contados rostros de clase media, magnificados por los enfoques de camarógrafos expertos, que desfilaron por las calles de algunas ciudades fueran realmente patriotas, otro sería el futuro de Colombia, De seguro tendríamos marchas exigiendo castigo a los responsables y azuzadores de los falsos positivos, a los exterminadores de indígenas, a los corruptos que compran votos y a los que venden su conciencia, pero lamentablemente los medios de comunicación vienen cumpliendo su papel y solo escuchamos las frases de cliché que nos maquillan la realidad del país.

Así que: ¡Heey, no se deje confundir.!

COLOMBIA INSÓLITA

COLOMBIA INSÓLITA




Aunque el realismo mágico como procedimiento literario pareció agotarse en las primeras obras de García Márquez, nuestra realidad demuestra cada día que es más fantástica que la misma ficción. Para comprobar está hipótesis basta escuchar o leer noticias y deleitarse con el humor, la ironía, el sarcasmo y la fantasía que se cuelan, como hermosas perlas, en mitad de un contexto de violencia y corrupción. Cuatro ejemplos recientes, extraídos de una colección que envidiaría Ripley, servirán de ejemplo:

En Puerto Carreño, la vendedora Marta Fidelina Bautista se atrevió a decir ante las cámaras de la televisión que nuestro presidente tenía VIH y además que cada uno de nosotros tenía sus “propias autodefensas”, Sobre lo primero a nadie le consta y sobre lo segundo es una generalización perversa, porque sabemos que ese aparato del crimen solo lo tienen algunos terratenientes, unos cuantos senadores, alcaldes y concejales, lo mismo que unos pocos funcionarios del alto gobierno, pero no se puede afirmar que las tengamos todos los colombianos.

Es tan democrática la inseguridad nacional que en Malambo hace unos pocos días se robaron de un CAI la suma de “nueve millones de pesos” destinados a pagar el subsidio de las familias en acción y que habían sido dejados en custodia para mayor seguridad. Ante tanta afrenta la Policía Nacional no tuvo más remedio que ofrecer “diez millones de pesos” a quien diera información del caso.

Algunos colombianos afirman que no ven noticieros por salud mental, pues no soportan las mismas noticias maquilladas que producen estrés. Afirman que solo se presentan actos de violencia, jugadas de corrupción, disculpas cínicas de los funcionarios del gobierno, etc. Pero si uno se prepara mentalmente es posible encontrarle el lado agradable y detectar esas noticias insólitas que solo ocurren en un país lleno de paradojas como el nuestro.

Aquí mismo en Ibagué, la semana pasada un titular de este diario aportó su cuota de ironía: “Le salieron con “un lote fantasma” a Rubencho” y se cuenta como en una de sus pasadas administraciones se compró un lote de diecinueve hectáreas y ahora cuando el municipio va a construir la nueva correccional, solo aparecen nueve, las demás están siendo reclamadas por otro dueño, y eso que al mismo ex funcionario ya le habían robado unas cuantas cuadras de la “avenida fantasma”.

La cuarta perla ocurrió el 17 de septiembre en Cartagena, donde unos ladrones penetraron en las instalaciones del circo “”El triunfo”, ubicado en un barrio pobre y se robaron todo cuanto pudieron, hasta las pinturas de los payasos. Sin embargo, tanto el propietario como los artistas lo que más lamentaban es que hubieran abusado sexualmente de “Paula”, su burrita estrella.

jueves, 21 de febrero de 2008

URSÙA: NOVELA HISTÒRICA, MEMORIAY POESÌA

URSÚA: NOVELA HISTÓRICA, MEMORIA Y POESÍA

En las ultimas tres décadas han aparecido una serie de novelas que ya conforman un amplio corpus al que se le ha denominado “Nueva novela histórica “, cuyas temáticas oscilan entre la revisita a la época de la conquista y la asunción de hechos más contemporáneos. Quizá sea la conquista la que mayor expectativa ha sembrado en los novelistas ya que, como lo afirmaba repetidas veces Alejo Carpentier, las crónicas se constituyen en una verdadera cantera de donde se nutre nuestra literatura. Es en este campo en el que se inscribe la primera novela de William Ospina, cuyas características entran a enriquecer los marcos teóricos de esta nueva propuesta.

Mientras Napoleón Baccino Ponce de León (Maluco, 1989) nos lleva con Magallanes al descubrimiento del cono sur: Julio Valle Castillo nos brinda una nueva lectura de la conquista de Nicaragua ( Réquiem en Castilla de oro -1996) y ahora William Ospina (Ursúa, 2005) nos permite asombrarnos con el transito por la geografía de la nueva Granada y con el conocimiento de esos seres que amasaron la codicia, con la sangre de nativos y de negros, en una hecatombe que jamás podremos olvidar.

La nueva novela histórica, a diferencia de la siglo XIX, no aparece como una reafirmación de los valores hegemónicos, sino por el contrario, como una forma de contrarrestar el discurso oficial, y eso es precisamente lo que logra William Ospina al desentronizar esas imágenes idealizadas de los conquistadores para entregarnos un fresco de sus mezquindades, de la crueldad con que asumieron el poder y de sus luchas intestinas. La vieja polémica entre la objetividad de la historia y la subjetividad de la literatura se supera ampliamente y Ursúa logra acercar estos dos géneros, porque de alguna manera encarna lo que Hayden White cree que debe ser el trabajo del historiador:: imaginativo, narrativo y aún poético..


El narrador de Ursúa, nos lo explica William Ospina, es un producto de la ficción, por ello se acepta que desde la primera persona pueda tener la visión omnisciente y que se convierta en un narrador polifónico que acude al recuerdo de su personaje: “yo nunca vi esas cosas, pero aquí estoy copiando sus recuerdos” , a los múltiples testigos de los hechos: “Castellanos siempre recordaba que el asalto fue tan súbito que Ursúa tuvo que salir de la tienda con un pie calzado y el otro desnudo”, o a diálogos, cartas y documentos que se citan continuamente: “ <<>> le dijo Ursua para tranquilizarlo, <>”. Este juego de voces hace que el personaje de esta novela se vea siempre como una claroscuro, con la imposibilidad de asirlo, de establecer un contacto directo con él y de eliminar la distancia que nos impone el narrador. Sin embargo finalmente podemos armar esa personalidad ambigua entre héroe y villano, iluso y pragmático, solidario y cruel, arriesgado y cauto, en otras palabras, un ser humano que respondió perplejo a las circunstancia de su existencia y estuvo siempre en tensión entre sus sueños y la realidad.

La propuesta ideológica que subyace en la obra es la de rescatar el pasado, no para idolatrarlo ciegamente, sino para surgir de entre su complejas urdimbres y poder construir la utopía de un futuro mejor, porque en definitiva, como lo dice el mismo narrador “ Al final no triunfamos los humanos, al final solo triunfa el relato”, es decir, la memoria que se recupera de entre las malezas del olvido, como una nueva esperanza.

La novela se salpica de tragedia, de hechos horrendos, de acontecimientos brutales que se acumulan reiteradamente y producen escozor mental, pero su lectura no se abandona precisamente porque el lenguaje obra el prodigio de convertirlo todo en un discurrir poético que recrea el oído interior, que fluye por entre las hondonadas, los ríos y los precipicios.. No importa la brusquedad de las acciones, porque todo se matiza con las frases descriptivas que amortiguan el impacto: “Traían en sus palabras la anchura del valle, las montañas azules, el susurro de las flechas en el viento. Dispuestos a todos los combates”.

Ursúa se vale de todos los recursos de la novela contemporánea, aquí encontramos un diálogo permanente, a veces asfixiante con la crónica, la recreación del mito indígena, la contextualización del documento oficial, la especulación histórica, la descripción ritual, la magia, la nigromancia, en definitiva, toda esa fusión de culturas que hace de nuestro pasado, un ejemplo vivo de lo hibrido que nos hace distintos y que el discurso literario recrea en toda su dimensión.

Crónica, mito y leyenda se dan cita en esta novela cuya lectura resulta grata porque nos pone a dialogar con un pasado remoto que se torna presente gracias a los artificios del lenguaje. Sin embargo, a pesar de los mecanismos artísticos utilizados, de su prosa esmerada y de la paciencia que vemos en la forma de encadenar sucesos, nos parece que su estructura narrativa ha omitido algo para redondear la diégesis, pero comprendemos que la propuesta de una trilogía nos impone la espera para poder atar algunos cabos que nos han quedado sueltos y disfrutar plenamente de un derroche de historia, imaginación, memoria y poesía.


Libardo Vargas Celemin

jueves, 7 de febrero de 2008

CABELLERA MARINA (Cartagena, Enero 2008)


TANTEOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LAS DIDÁCTICAS DE LA CREACION LITERARIA

En primer lugar se hace necesario precisar que el estado del arte en las discusiones sobre la estructuración de la didáctica como un campo interdisciplinar amplía perspectivas y a la vez particulariza los objetos de la enseñabilidad, en el sentido de que ya no se puede hablar de una didáctica general, sino que se deben tener presentes las prácticas de la enseñanza de contenidos específicos y en contextos socio históricos definidos. Lo anterior nos permite afirmar que en el conocimiento de la literatura esta hipótesis tiene amplia repercusión, dada las características diferenciales de los géneros y subgéneros, lo que lleva a afirmar que existen unas didácticas especiales para abordar estas particularidades, por ejemplo el cuento presenta distintos tipos, que guardan algunas diferencias, no solo estructurales, sino también en lo discursivo, así por ejemplo el cuento policiaco tiene un orden y un énfasis en el proceso investigativo, mientras que el de ciencia ficción se centra en ofrecer explicaciones cercanas a la ciencia. De igual manera existen diferencias evidentes entre los tipos de novela, lo mismo frente al poema, donde el lirismo ofrece un campo distinto a la expresión social.

En este sentido la reflexión sobre las didácticas especiales resulta pertinente para la escritura creativa, pues el auge de los talleres literarios de distintas modalidades convierten esta discusión en un imperativo ético y disciplinar. El recorrido que va desde los talleres - tertulia hasta los que poseen un programa y están inscritos en un currículo, muestran unos avances significativos en la demanda, pero también una carencia teórica sobre las prácticas pedagógicas que deben regir o hacer más productivo este trabajo.

El impresionismo y la experimentalidad, al igual que la incorporación de ejercicios provenientes de otras artes, resultaron válidos para un momento histórico en los inicios de los talleres por tratarse de ejercicios inaugurales en este campo. La experiencia de trabajos como los realizado por el italiano Gianni Rodari cumplieron su papel. Ante el agotamiento de los ejercicios de la Gramática de la fantasía se hace necesario plantear nuevas búsquedas. Lo mismo ocurre con los juegos verbales de los vanguardistas en las décadas iniciales del siglo XX. Después se dio la avalancha de unos ejercicios con el mote de lúdicos que resultaban muy recreativos y que entusiasmaban a los asistentes, pero que se quedaban en un activismo gratuito, dado que lo lúdico contiene una dimensión superior que implica el goce cognitivo del descubrimiento y la creatividad, niveles a los cuales no se llega con fórmulas que potencian lo superficial frente al ejercicio pleno del entendimiento.

Como se trata, no de descalificar prácticas, sino realizar una visión crítica a los avances y retrocesos de la enseñanza de la escritura creativa con el fin de extraer los elementos positivos que puedan ser utilizados en la construcción sistemática de unas didácticas propias, es indispensable analizar algunas costumbres que hacen carrera en los distintos talleres que se ofrecen. Uno de ellos es el activismo gratuito en que se cae a veces. La realización de una serie de ejercicios desarticulados y desprovistos de una guía teórica, impacta inicialmente, pero luego decae y el agotamiento de las propuestas distorsiona la verdadera función formativa que deben tener estos espacios de aprendizaje y productividad.

Existen también algunos talleres que derivan hacia las prácticas de animación a la lectura y pierden las posibilidades de ahondar en los proceso escriturales. No significa esto que deban desaparecer las acciones encaminadas hacia la formación crítica de los lectores. Esta experiencia es imprescindible, todo taller debe tener un espacio para enfatizar sobre la necesidad de recepcionar adecuadamente los textos literarios, por cuanto la lectura es el complemento reciproco de la escritura, se trata más bien de encaminar estos esfuerzos hacia la comprensión, interpretación y valoración de las obras y no simplemente quedarse en la estimulación del placer pasajero y superficial de la lectura de entretenimiento. En palabras de Barthes, se trata de trascender este placer y llegar hasta el goce intelectual.

Los talleres de autor, es decir, aquellos que son orientados por un escritor de algún reconocimiento fueron el inicio de los talleres en Colombia. Las experiencias que transmitían los escritores, al igual que sus lecturas preferidas, configuraron una primera didáctica que se puede ubicar como una práctica empírica, donde el estudio de casos como ejercicio central permitía la aproximación hacia la lectura deconstructiva de algunos textos y la reconstrucción de los mismos a partir de la imitación de estructuras. Esos talleres siguen cumpliendo hoy su papel de sensibilización hacia la literatura y en algunos casos han producido escritores y obras de alguna significación.

El Ministerio de Cultura recogió en un texto “Bitácora de los talleres en Colombia (2000), muchas de esas experiencias que bien pudieran constituirse en material inicial para perfilar los avances en cuanto a propuestas y desarrollos didácticos. Ya por esta época algunos docentes universitarios planteaban la necesidad de incorporar la teoría literaria como un saber que debía dosificarse en el interior de los talleres y generar un conocimiento más profundo.: Vale la pena destacar los aportes de Isaías Peña Gutiérrez, Cristo Rafael Figueroa y Fernando Vásquez entre otros.

El taller se configuró como el instrumento didáctico por excelencia para la aproximación a la escritura creativa y esta situación conlleva una concepción pragmática que se convierte en modelo. Sin embargo la propuesta que se intenta esbozar no pretende modificar el instrumento, sino ampliarlo y hacer que él se convierta en centro de reflexión sobre la enseñanza y el aprendizaje de la escritura con fines artísticos. De lograrse este objetivo las didácticas especiales (que corresponden a géneros y subgéneros específicos) verían enriquecido su campo teórico con los resultados de su práctica.

Se hace necesario profundizar en el papel de la creatividad, vista desde la amplitud de un fenómeno neurológico, pero también psicológico, social, cultural y antropológico. Los avances de estas disciplinas coadyuvan al desarrollo de las didácticas, constituyen un soporte importante que debe ser complementado con el conocimiento de la teoría y la historia de los desarrollos literarios. Con este material se puede ir configurando un amplio espectro teórico que, acompañado de las experiencias de creadores canónicos, nutran ese complejo proceso que termina muchas veces con la aparición de una verdadera obra de arte.

Los contenidos de las didácticas de la creación literatura deben incluir, no solo las particularidades del texto y su ubicación dentro de la clasificación moderna de los géneros, sino también sobre los procesos mentales implicados. Por ejemplo un estudio de la memoria posibilitaría la utilización de este recurso que, en palabras de María Tena (2000) profesora de escritura creativa en los talleres de Rajatabla en España, es un armario que se abre a cada rato. Un sitio oscuro y luminoso a la vez, absurdo y lógico, ordenado y convulso, de cuyo interior salen los objetos mezclados arbitrariamente.

A propósito de la transposición didáctica ( adecuación del conocimiento que se hace para compartirlo después con personas de otros niveles) un tema que merece ser planteado, discutido y evidenciado mediante ejercicios tiene que ver con la teoría del funcionamiento de los hemisferios cerebrales, tema que resulta de gran utilidad para mejorar la percepción de la realidad y alcanzar grados importantes de imaginación y fantasía.

El estudio de los elementos retóricos y la reflexión sobre el lenguaje deben ser objeto de estudio permanente de las didácticas de la creación literaria. No se trata de propender por el análisis aislado de las figuras literarias, sino de involucrar, de acuerdo a las carencias individuales y de grupo, aquellos conceptos que resulten de utilidad, en este sentido también la evaluación ortográfica debe convertirse en un ejercicio entre el dicente y el orientador del taller, dadas las deficiencias particulares que se detecten para no contrariar la dinámica del taller.

En este ejercicio de esbozar, casi a manera de lluvia de ideas, los rudimentos que deben hacer parte de las didácticas específicas, conviene hablar un poco de las características del orientador del taller literario, quien en las primeras décadas de los desarrollos de los talleres hacian uso de su empírea escritural y las amplias lecturas y experiencias vivenciales que alimentaban sus tertulias, para orientar a los posibles escritores. De esta comunión, como ocurría en la edad media con los pintores y demás aprendices, surgían empatías, solidaridades y hasta culto a la personalidad del director. De esta situación es necesario, mediante procesos de investigación, rescatar aquellos aspectos que puedan contribuir a la generación de atmósferas de convivencia, respeto mutuo, desarrollo de la crítica y la autocrítica.

Los talleres literarios del presente poco a poco van exigiendo un profesor de escritura creativa que, en palabras de Ramón Cañelles (2007), debe ser: un amante incondicional de la literatura, aficionado a la escritura misma , sin renunciar a escribir, que sacrifica parte de su carrera como escritor o la alterna de manera casi dolorosa y dedica una parte vital de su tiempo a profundizar e investigar en el vastísimo campo de la didáctica aplicada a la enseñanza de la escritura creativa. Es decir, los tiempos actuales parecen exigir un modelo de profesor, que sin la rigidez de las disciplinas tradicionales, sepa orientar el proceso de adquisición de habilidades, destrezas, técnicas, mecanismos de creatividad literarias y competencias críticas, en un ambiente de libertad, autonomía, y con un alto sentido de la estética y la ética.

El reto de quienes estamos comprometidos con los procesos de la creación literaria es grande. Debemos seguir ahondando en la reflexión sobre la tarea, despojarnos de esa especie de aura que nos hacia inmunes frente a la forma como intentábamos transmitir nuestras experiencias. Ahora estamos expuestos a validar nuestros saberes desde una perspectiva interdisciplinar que requiere, no solamente del conocimiento directo de la disciplina literaria, sino también de las diversas formas en que se accede a las prácticas de la escritura creativa No basta el conocimiento de la historia literaria, la repetición de argumentos y síntesis de obras, las anécdotas sobre los autores y tantas otras formas de manifestar la enciclopedia personal que se tiene. Ahora se trata de dar cuenta también de las especificidades de las propuestas estéticas, de la forma de profundizar en su estudio, de la desestructuración de los artefactos literarios y de las visiones e intencionalidades que rigen los intereses de las personas que quieren llegar algún día a ser considerados verdaderos escritores.

Finalmente se puede decir que estamos caminando hacia la sistematización de un conocimiento que se ha ido elaborando mediante el tanteo y el ensayo de muchas fórmulas y que hoy podemos hablar de la didactización de unas prácticas surgidas como un constructo colectivo que requiere ahondar en su discusión para lograr el estatuto de una disciplina .

Bibliografia

Brotosevich, Nicolás (2001). Taller literario (Metodología, dinámica grupal, base teóricas). Edicial, Buenos Aires
Fuentetaja (2007). Escritura creativa, cuadernos de ideas. Ediciones y Talleres de escritura creativa Fuentetaja, Madrid.
Ministerio de Cultura (2000). Bitácora de la talleres literarios en Colombia. Bogotá.
Reyes Calderón, Jaime Ricardo (2003). Teoría y didáctica de los géneros aventura y policiaco. Editorial Cooperativa Magisterio. Bogotá.

LIBARDO VARGAS CELEMIN
Director Renata Ibagué