martes, 17 de noviembre de 2009

HEEY OJO CON EL PATRIOTERISMO

¡HEEY! OJO CON EL PATRIOTERISMO


Dos hechos recientes nos permiten intuir que está en camino una campaña para exacerbar el patrioterismo, cuyos alcances pueden ser nefastos para nuestro país. La primera es la actitud del senador Benedetti al ubicar vallas en Bogotá contra Correa y Chávez y proclamar la “dignidad” y “soberanía”, ante las críticas que le han hecho al presidente Uribe. La segunda tiene que ver con las marchas impulsadas desde internet contra el presidente de Venezuela por las mismas razones.

Independientemente de las políticas y actitudes contradictorias de Chávez y Correa, nos parece que suficientes problemas tenemos en Colombia para buscarle camorra a los países hermanos. No significa ello que seamos apátridas, lo que no estamos de acuerdo es que, en aras de patriotismo ramplón, tapemos los errores y nos solidaricernos con la corrupción y la dictadura camuflada que tenemos.

Los indicios de que estos dos actos no son producto del espontaneismo y el ingenuo interés patriótico de unas pocas personas, nos lo dio el cubrimiento de los medios de comunicación, especialmente la televisión. Ya Noam Chomsky contó cómo el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson elegido en 1916 orquestó un grupo de propaganda, conocida como la “ Comisión Creel” que en seis meses “logró convertir una población pacífica en otra histérica y belicista que quería ir a la guerra y destruir todo lo que oliera a alemán”.. Este ejemplo ha sido el modelo para muchos regímenes totalitarios que lo han calcado para “domesticar el rebaño perplejo” u opinión pública.

El papel que cumplen las redes sociales en internet, especialmente facebook, posibilitan demostraciones masivas de rechazo, pero con una clara orientación ideológica y política. Detrás de estas manifestaciones están las oscuras fuerzas interesadas en que los pueblos latinoamericanos nos enfrentemos en guerras intestinas y para ello ponen en juego toda la tecnología y con falacias hipnotizan al pueblo para que repitan consignas que resultan verdaderamente estúpidas.

¿ Con qué autoridad moral podemos hablar de “dignidad y soberanía”, cuando nos hemos quedado apoltronados ante la entrega de bases militares para que los norteamericanos atemoricen a los pueblos vecinos?. Uno pensaría que si esos contados rostros de clase media, magnificados por los enfoques de camarógrafos expertos, que desfilaron por las calles de algunas ciudades fueran realmente patriotas, otro sería el futuro de Colombia, De seguro tendríamos marchas exigiendo castigo a los responsables y azuzadores de los falsos positivos, a los exterminadores de indígenas, a los corruptos que compran votos y a los que venden su conciencia, pero lamentablemente los medios de comunicación vienen cumpliendo su papel y solo escuchamos las frases de cliché que nos maquillan la realidad del país.

Así que: ¡Heey, no se deje confundir.!

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